El creador del primer automóvil de la Historia, el «Fardier à vapeur». Nicolas-Joseph Cugnot.

Hace exactamente 298 años y 1 dia, el 25 de septiembre de 1725, nacía el inventor francés Nicolas-Joseph Cugnot.
La historia del automóvil empieza con los vehículos autopropulsados por vapor del siglo XVIII. En 1885 se crea el primer vehículo automóvil por motor de combustión interna con gasolina. Se divide en una serie de etapas marcadas por los principales hitos tecnológicos.
Uno de los inventos más característicos del siglo XX ha sido sin duda el automóvil. Los primeros prototipos se crearon a finales del siglo XIX, pero no fue hasta alguna década después cuando estos vehículos empezaron a ser vistos como algo «útil».
El intento de obtener una fuerza motriz que sustituyera a los caballos se remonta al siglo XVII. El automóvil recorre las tres fases de los grandes medios de propulsión: vapor, electricidad y gasolina.
Nicolas-Joseph Cugnot dio el gran paso, al construir un automóvil de vapor, diseñado inicialmente para arrastrar piezas de artillería. El Fardier, como lo llamó Cugnot, comenzó a circular por las calles de París en 1769.
Se trataba de un triciclo que montaba sobre la rueda delantera una caldera y un motor de dos cilindros verticales y 50 litros de desplazamiento; la rueda delantera resultaba tractora y directriz a la vez, trabajando los dos cilindros directamente sobre ella.
En 1770 construyó un segundo modelo, mayor que el primero, y que podía arrastrar 4,5 toneladas a una velocidad de 4 km/h. Con esta versión se produjo el que podría considerarse primer accidente automovilístico de la historia, al resultar imposible el correcto manejo del monumental vehículo, que acabó chocando contra una pared que se derrumbó fruto del percance.
En 1771 su vehículo chocó contra una pared de ladrillo, en lo que sería el primer accidente automovilístico de la historia. El accidente, junto con los problemas financieros, pusieron fin a los experimentos del ejército francés con vehículos mecánicos, pero en 1772, el rey Luis XV le concedió una pensión de 600 francos al año por su innovadora obra.
Con el estallido de la Revolución francesa en 1789, se le retiró la pensión a Cugnot y el inventor se exilió a Bruselas, donde vivió en la pobreza. Poco antes de su muerte fue invitado a volver a Francia por Napoleón Bonaparte. Cugnot volvió a París, donde falleció a la edad de 79 años.
La máquina de Nicolas-Joseph Cugnot de 1770 se conserva en el Conservatoire National des Arts et Métiers de París.